Los seis argumentos clave que tendrá en cuenta el jurado desde este lunes para inculpar (o exculpar) al Rey del Cachopo

Juicio al Rey del Cachopo.
Juicio al Rey del Cachopo.
Henar de Pedro
Juicio al Rey del Cachopo.

Tras las catorce maratonianas jornadas del juicio a César Román, más conocido como el Rey del Cachopo, por el presunto asesinato y descuartizamiento de su expareja Heidi Paz, está previsto que el jurado reciba el objeto del veredicto este lunes, sobre lo cual tendrá que deliberar. A lo largo de las sesiones, Román ha defendido su inocencia, alegando en todo momento que "se han presentado indicios como si fueran pruebas", y se ha defendido ante el jurado de forma resuelta, con intervenciones en ocasiones vehementes y con recursos propios de un letrado.

La Fiscalía ha detallado un compendio de doce indicios, "valorados según la lógica y el sentido común", según el fiscal Miguel Méndez, y alega que si un conjunto de indicios apunta al acusado se le puede considerar culpable y que la defensa no ha aportado pruebas que "desvirtúen todo este conjunto de indicios". Además, entiende que no hubo alevosía y que el desmembramiento fue para ocultar la muerte y no al revés, por lo que mantiene para Román la petición de pena de 15 años por homicidio y de cinco por profanación del cadáver.

La familia de Heidi, por su parte, pide 28 años y 5 meses de prisión. Defienden que fue un asesinato, con alevosía y de manera sorpresiva, porque Heidi "no habría acudido al matadero si se hubiera imaginado lo que iba a pasar" y sostienen que "la explicación más sencilla suele ser la que ha ocurrido y no las ensoñaciones y películas que se monta", según dicen, Román.

Con los indicios y pruebas, el jurado ahora dispone de varios argumentos sobre los que tendrá que deliberar y dar su veredicto. ¿Cuáles son los argumentos que podrían inculpar o exonerar al Rey del Cachopo?

1. El ADN del cuerpo

Inicialmente, se documentó que el torso del cadáver hallado podría pertenecer a una mujer caucásica que no tenía cesáreas. Este es uno de los argumentos que mantuvo Román, dado que Heidi Paz era mulata y tenía al menos una cicatriz de ese tipo. No obstante, los resultados del análisis genético indican que el cuerpo era suyo. Los forenses que comparecieron en el juicio ratificaron que la prueba de ADN corrobora que la víctima es Heidi Paz, que el ADN del acusado estaba en la maleta donde apareció el cadáver y que el asesino cortó la piel posiblemente para ocultar una cicatriz que la caracterizaba.

Los análisis arrojan una compatibilidad del 99,998% entre el tronco investigado y el ADN de la madre de Heidi y, además, la prueba de ADN mitocrondrial también fue "coincidente". En cuanto a la raza, los expertos incidieron en que, dado el estado del tronco -que estuvo sumergido en sosa cáustica- no pudieron determinarla y por eso se limitaron a reseñar que era de una persona "de piel blanca-morena".

2. La maleta y la sosa cáustica

De entre los indicios que apuntan a la presunta culpabilidad de Román, y otro de los argumentos que tendrá que valorar el jurado, destaca la presencia de ADN en la maleta en la que se halló el torso -que los forenses identificaron que pertenece a Heidi- y en un bote de sosa cáustica.

Según los forenses, el cuerpo se encontró parcialmente sumergido en un fluido que era una mezcla de fluidos corporales y de sosa cáustica, sin cabeza ni extremidades. Por su parte, los agentes que investigaron el caso explicaron en la vista del juicio en la que intervinieron que se hallaron huellas de César Román en las tapas de dos botes de sosa cáustica que había en la nave y que una de las anillas de estos botes se encontró luego dentro de la maleta que contenía el tronco.

Al respecto, Luis Duque, el experto en Criminalística que hizo un informe para la defensa del acusado -en el que considera que no es culpable-, expresó sus dudas sobre la huella que se atribuye a César Román en este bote y, durante una de las vistas del juicio, insinuó que una de estas huellas pudo ser manipulada por la Policía.

"Llama poderosamente la atención que fuera un dactilograma aislado y que fuera el único", dijo durante su intervención, en la que también apuntó que su posición en la etiqueta es "completamente al revés" de lo habitual. Además, también defendió que es normal que el ADN de Heidi y César estuvieran en la maleta del cadáver porque es como si se encuentra su ADN y el de la pareja en el despacho que comparten: "Son espacios compartidos, es natural", dijo en su momento.

3. Muchos indicios y pocas pruebas

Uno de los principales alegatos de Román durante todo el proceso para tratar de demostrar su inocencia respecto al asesinato y el descuartizamiento de Heidi Paz es la ausencia de pruebas y, en su defecto, la argumentación de indicios. En sus últimas palabras incidió en que “se han presentado indicios como si fueran pruebas” e insistió en que "sin una sola prueba no se puede condenar a nadie" .

Por su parte, el fiscal Miguel Méndez basó su argumentación final en un decálogo de indicios en virtud de los cuales se podría considerar al acusado como culpable. Para la Fiscalía hay indicios claros, como las huellas identificadas en el bote de sosa cáustica o el hallazgo de un cuchillo en la nave, típico de cocina, como el que podría haberse utilizado para seccionar los pechos de Heidi a fin de evitar su identificación por el número de serie de las prótesis mamarias que llevaba.

O el hecho de que un facultativo del Instituto Anatómico Forense explicase en su comparecencia que las extremidades y la cabeza habían sido seccionadas insertando un cuchillo, lo que "es muy raro en alguien que no tenga hábito en el manejo de cuerpos e instrumentos" y corresponde más bien a trabajos "de matarife o de carnicero". Sin embargo, la descripción del cuchillo realizada por el experto no es compatible con los que se recogieron en la nave y en uno de los restaurantes de Román.

4. La última llamada y el teléfono móvil de Heidi

Otro de los argumentos presentados por la Fiscalía y que considera un indicio sólido sobre la culpabilidad del conocido como Rey del Cachopo es que Heidi usó su teléfono por última vez para llamar a César el 5 de agosto de 2018 a las 05.52 desde la zona de Legazpi y luego su móvil fue hallado en el piso del acusado en Zaragoza, tras su detención.

El agente instructor de las diligencias practicadas en Zaragoza explicó durante una de las vistas que su la detención el 16 de noviembre de 2018 se analizaron sus teléfonos móviles y uno de Heidi, que quedó acreditado que se usó por última vez el 5 de agosto para precisamente hablar con éste. Y que, gracias a la información aportada por las compañías telefónicas, los registros muestran que Heidi Paz estuvo en al casa de César Román la noche del 3 al 4 de agosto, que luego fue a trabajar y que, tras desconectarse su móvil, éste siguió recibiendo llamadas que se desviaban al buzón de voz, pero que nunca se contestaron.

En uno de los sus móviles de Román hallados en Zaragoza había una búsqueda en internet titulada "descuartizado Usera" y en un audio dirigido a Heidi antes de su aparición, Román exigía a la que era su novia que "coja el puto teléfono" y añade: "Llámame que vamos a tener un problema y serio".

5. Fechas clave: el hallazgo del cuerpo y el tiempo para eliminar pruebas

El Ministerio fiscal recoge en uno de los indicios que la fecha de esa última llamada coincide con la de la muerte estimada por los peritos que comparecieron en el juicio. Una de las expertas indicó que, al tratarse del mes de agosto y de un sitio cerrado, encontraron larvas que indicaban que el cuerpo, hallado el día 13 en una nave de Usera-Villaverde llevaba "como mínimo cuatro días [sin vida], menos no, aunque es posible que más sí".

Román aseguró en su declaración que el 11 de agosto Heidi estuvo en su casa mientras él estaba fuera con una amiga, que cocinó unos huevos allí y que le dejó una nota en la que le decía que había estado esperándola por la noche y que por favor contestara a sus llamadas. Y que luego ya no supo más de ella.

Por otra parte, el Rey del Cachopo siempre ha defendido la ausencia de restos o de sangre en su piso. En sus últimas palabras en el juicio fue taxativo: "¿Cómo descuartizas a una persona en un piso y no dejas ni una gota de sangre?". Al respecto, el fiscal mantiene que "tuvo una semana" -del 5 al 13 de agosto- para limpiar su piso o la nave, lo que considera clave para eliminar pruebas. 

6. Testimonios que apuntan a un hombre violento

En su acusación final, el fiscal ha destacado las contradicciones en las que Román incurrió, como la de enviar cartas al juzgado a finales de 2018 y 2019 asegurando que a Heidi la había matado una banda de narcotraficantes para, posteriormente -durante la primera sesión del juicio, en Sala- asegurar que está viva. Por la sala de vistas pasaron algunos testigos que han contradicho la versión de César Román y que le describieron como un hombre maltratador y violento. Esta supuesta condición violenta del Rey del Cachopo es otro argumento que tendrá que valorar el jurado.

Su exmujer, Natividad R.P., lo describió como un hombre violento, celoso, manipulador y controlador, quien en uno de los episodios de violencia le tiró en la calle una bombona de butano encima y en otro lanzó a su sobrina desde un taxi en marcha. "Me controlaba. Aparecía donde estaba, en todos los sitios. Era control. Tuve muchísimos episodios de malos tratos con César", manifestó en Sala, rompiendo a llorar. Román fue condenado a nueve meses de prisión por un delito de vejaciones a Natividad.

Otra de sus exparejas, Sara L.S., aseguró que el acusado "mató" a tres de sus perros y a otra perrita le dio "una paliza y le rompió la mandíbula" y dijo que se fue "huyendo de César" porque tuvo "un sexto sentido" que le alertó de lo que le podía ocurrir. Tras exhibirle la maleta donde se halló el torso de la víctima, ha comentado que si no era esa, era muy parecida.

Otro testimonio clave es el del taxista que condujo a César Román el 5 de agosto de 2018 de Vallecas a un local de Usera con un gran maleta ha destacado que "pesaba una barbaridad" y que tuvo que pedirle al acusado que le echara una mano para meterla en el vehículo. "Pesaba de 50 a 60 kilos", aseguró, y al mostrársela en el juicio dijo que era parecida. Además, negó que Román estuviera nervioso, sino que al contrario iba "tranquilo y sereno", aunque "hablaba mucho y era un poco prepotente, se creía superior al resto".

La hermana de Román desde el principio ha mantenido que cree en la inocencia de su hermano y, en su favor, dijo en su comparecencia que no es una persona violenta ni controladora y que poco antes del crimen que se le imputa le comentó que tenía intención de cerrar sus negocios en Madrid e irse fuera. 

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